Las presencias abstractas

Me salio medio raro el titulo para este post, pero en realidad no encontré otro mas adecuado.
Entre tantas maravillas que podemos descubrir andando la meseta, no podemos dejar de mencionar los rastros que el hombre va sembrando aquí y allá y que delatan su presencia.


Siento una extraña atracción hacia lugares abandonados, que en algún momento han estado habitados; estos lugares pueden ser de lo mas disímiles; Un pequeño refugio de chapas, donde alguna vez paso sus noches el cuidador de una cantera, un antiguo ranchito de algún criancero de chivos, el refugio de los que trabajaron la tierra para construir ladrillos, hasta los obradores donde alguna empresa que ya no existe monto sus instalaciones provisorias.

Cuando encuentro algún lugar de estos me detengo largo rato y me dejo llevar por los sentidos. Mientras mi vista viaja recorriendo el suelo de arcilla reseca o de arena voladora, comienza a producirse un pequeño milagro interno. Mi espíritu parece transportarse en el tiempo y comienza a encontrar sentido a lo que le rodea; Una vieja “chapa patente” oxidada y apenas legible, me trae el sonido de esos antiguos motorcitos a explosión que humeaban y “tosían” de manera constante; mas allá, alguna cacerola abollada me remite a sabores de sopa humeante y guisos picantes para atemperar el frío; allí, una pequeña zapatilla de niño, me trae risas y juegos; medio enterrado se asoma un retorcido zapato femenino y puedo llegar a apreciar esos ojos morenos que atisban la distancia en la espera, rodeada de chiquillos bullangueros. Muchas botellas rotas, pueden contar su cotidiana historia de alegrías, penas, amigos y soledad.

Si es un obrador encontraremos restos de herramientas y materiales de obra, botines resecos cuya media suela se ha despegado y aparenta una caricaturesca boca dispuesta a engullir el tiempo. Por aquí y por allá, tambores oxidados y abollados dan cobijo a algunos animales y protegen la obstinada hierba que crece entre ellos. El sol parece deleitarse en jugar por sus ajadas superficies, dibujando sombras, luces, texturas y formas que despiertan nuestra imaginación.

La maquina fotográfica solo puede atrapar retazos abstractos, como si fuesen instantes congelados, quizás por que en cada retazo, en cada sombra, en cada abolladura hay un poco del alma que estuvo allí, trabajando, ordenando, programando…soñando y el mágico artista del tiempo, puso su pincelada maestra, para tocar nuestra emoción, justo, justo cuando el sol comienza a declinar.

Imagenes de la serie:Abstractos "Sobre olvidos y abandonos"

Fotos: El Cofla