Dia del niño

Para los grandes niños que llenan mi pequeña vida.

Para mis nietos: Julieta, Matias y Andrea.

Para mi ahijada: Iara Antonella.

Para mi hijo Christian, eterno niño.

Se despierta la mañana
por tus ojos,
en un asombro
de rojos y amarillos,
en la pregunta
y en la risa fácil…
en el milagro
de que seas niño.

Prendido del piolin
de un barrilete,
te elevas alto,
donde yo no llego,
y estalla un sol
que me ilumina el alma
cuando la luz
se cuela por tus dedos.

Como un sendero ancho
y sin espinas,
como un repique
de campana y cielo,
como una estrella,
brillante y silenciosa,
como el agua,
cantarina y caprichosa,
siento tu mano pequeña
entre mis manos,
cual la paloma
durmiéndose en el nido.

Andador incansable
de caminos de sueño,
escribes cada día
poemas de ternura;
Trepado sobre un árbol
donde espías el cielo,
con tu voz de cristal
y tus dedos de pluma.

Alquimista de vida
pisoteando hojas secas;
galopador de nubes
y sembrador de estrellas,
caminas a mi lado
cargándome el futuro,
mientras con tu risa
me iluminas la senda.

Ríe, ríe, ríe
pequeño principito;
No dejes que la vida
Te aprese en su castillo;
Cabalgando en corceles
de madera, bravío,
arremete de frente
con los odios mezquinos,
y enarbolando el sol
en tus cabellos finos
regálame el milagro
de seguir siendo niño.

Pequeño enamorado
del destello,
fulgurante del sol
sobre las aguas;
promesa que hecha flor
en tu mirada,
me regala un poema
en gestos simples,
en silencios, en risas
en cascadas; en cascadas
de ternura que se filtran
como gota solísima
en el alma.

Torrente luminoso
de gotas de rocío;
tal la risa inocente,
tal la risa del niño.

Fotos: El Cofla