Volve, Antonela...!!!!
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Hoy (luego de tanto tiempo sin escribir) no tengo ni asombros, ni imágenes bellas, solo tengo un dolor y una angustia que me corroen el alma como el acido.
Ella es pequeña (apenas tres añitos); es un manojo de rulos y sonrisas. Es la poseedora de la llave de mi corazón viejo y obstinado. Hace un par de semanas, enfermo y aun permanece internada en Neuquén con pronóstico reservado. Esta luchando contra el Síndrome uremico hemolítico. Cinco horas diarias de diálisis mas agregado de sangre fresca y permanentes controles, se están llevando de a poco su sonrisa.
Ella es mi ahijada o, mejor dicho, ella me eligió como su padrino…o tal vez nos elegimos juntos.
Pasamos largas horas todos los días jugando, riendo, descubriendo, asombrándonos…por que mis días junto a ella me abrieron nuevamente al asombro, la risa y la admiración por la vida.
En nuestras diarias salidas al campo, me enseño a descubrir monstruos ocultos entre los montes, o detrás de los árboles y a perseguirlos, e indefectiblemente vencerlos, por que (como ella decía) “Somos un equipo”.
Hoy en la sala de cuidados intensivos, debe luchar sola contra el dolor, mientras yo solo tengo el recurso de estas inútiles letras.
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Sabíamos correr mariposas blancas y amarillas, a las que descubríamos tras otear el horizonte con un catalejo improvisado con una botella o con las propias manos. Una vez localizadas, era cuestión de correr tras de ellas, hacerles remontar vuelo y verlas brillar en el aire, mientras ella estallaba en carcajadas brillantes y cristalinas.
Éramos cómplices a la hora de ir al kiosco y comernos ese chocolate tan delicioso a escondidas, mientras paseábamos en el auto o nos sentábamos en la plaza.
Ya sabia fingir estrepitosas caídas, cuando me atacaba la “araña maraña” o el “mono loco”, y ella venia corriendo junto a mi:
“No te preocupes tío Calo, yo te salvo” y luego de ingentes esfuerzos me levantaba del suelo y nos abrazábamos fuerte. Indefectiblemente luego era ella la que caía y yo quien debía salvarla ante el reclamo de: “ Ayuda, tío Calo!!!!”…todo era una buena excusa para abrazarnos y darnos un beso enorme y seguir riendo.
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Aprendí a ver el mundo con sus ojos y yo no le enseñe casi nada.
Hoy, los días pasan oscuros aguardando esa mejora que no llega, esa sonrisa que no aparece y mi alma se destroza como un muñeco desgarrado por las fauces de un perro.
Hasta que ella no mejore, no estaré mas por aquí.
Gracias a quienes me han leído y me han acompañado; solo me resta decir:
Volve Antonela…quiero que me sigas enseñando a vivir…
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Etiquetas: Antonela
6 Comments:
qué decirte, Flaco!
Te mando un gran abrazo
Cuando el bombón ese se restablezca, ponga foto de tío postizo sonriendo con la dama (sonrisa stereo con fondo de primavera de la estepa, claro está).
Un abrazo.
Peñi: acá me quedo esparándolos...
Besos y abrazos.
Vaya!...veo aquí la respuesta a mi pregunta y también las imágenes prometidas que no terminaron de llegar!
Cuando el dolor causa angustia solo el grito escapa en busca de lo perdido y la esperanza de alcanzar nuevas mariposas ha de prevalecer.
¡Ánimo Flaco!
Sabía que era este mes pero no el día. Hoy me sonrío contigo. Un beso
Es igual a vos.. felicitaciones por el blog
jose neuquen
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