El cofla de Catriel

Una bitácora de sueños, sentires y otras yerbas desde Catriel, "Puerta norte de la PATAGONIA ARGENTINA".

HOY QUIERO OIR ESTA MUSICA...LA COMPARTIMOS?

27 febrero 2006

Mi PATAGONIA 7. (El Chañar)


Andando el monte, dominio de jarillas, zampas y alpatacos, llama la atención divisar a lo lejos algunos árboles que se levantan en medio de la estepa. Al acercarnos descubriremos que son chañares.
La estepa alberga dos variedades: El Chañar y el Chañar brea.
Son dos especies magnificas. De muy lento crecimiento, algunos ejemplares alcanzan poco más de 3 mts de alto y su tronco desarrolla (en ejemplares maduros) un diámetro importante. De pocas hojas y grandes espinas, toda su corteza es de color verde, lo que le ayuda en su proceso de fotosíntesis.
Hasta aquí una somera descripción de la especie, pero el chañar, ¿es solo eso?; No, por supuesto que no.



Me atrevería a decir que es una de las “maravillas plásticas” de la naturaleza.
Su tronco es un libro de las batallas que libra para sobrevivir. Retorcido en las formas más inverosímiles, se seca y muestra su vulnerabilidad en su cara sur – oeste desde donde lo castigan los vientos (es casi una brújula). Allí, la lucha es intensa; los vientos y la arena se empeñan en el ataque, pero sobre la herida abierta, el chañar despliega lobuladas capas de corteza que, como escudo, le permiten el milagro de la vida. Si resulta abatido, sus ramas se aferran a la tierra en rebrotes nuevos…sus raíces se extienden por metros y metros, muchas veces fuera del suelo, y renace multiplicado en hijos verdes.




En cada estación adquiere un color distinto; desde el verde puro y brillante, hasta el amarillo dorado, pasando por el dulce canela del otoño. Su cáscara se desprende en espirales al llegar la primavera y desnuda los pliegues que generan la savia nueva.



En primavera estalla en millones de flores amarillas que dan al aire un sabor dulce y penetrante; paraíso de insectos que recogen el néctar. Sobre el mes de diciembre ya está cargado de dulces y maderosos frutos que son devorados con fruición por los loros barranqueros (en clara ventaja numérica sobre quien escribe).





Refugio de animales, freno de las arenas, luchador del desierto, manos que cobijan nidos, belleza que transmuta en más belleza con cada estación, lobo estepario, gladiador del tiempo, o simplemente chañar.

Fotos: El Cofla

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24 febrero 2006

Mi PATAGONIA 6. (Las bardas)
















La monotonía eterna del paisaje solo se rompe al llegar a las bardas. Así se denominan aquí a las laderas abruptas y barrancosas de la meseta. Es como si el suelo se terminara de pronto y abriera alas que lo hicieran volar sobre el manso valle. Toda la inmensidad se despliega ante nuestros ojos. Allá, a lo lejos, el centellante brazo del Colorado enlaza en meandros infinitos la cintura fresca de la tierra.
La meseta se desgarra en infinitas cárcavas, abriendo secretos antiguos. La historia puede leerse en capas de color. El viento se hace cóncavo y podemos sentirlo con voces de oboe o en “fugas” que se elevan al cielo como pájaros.





Cada cañadon, cada piedra, convoca a un asombro nuevo. Eternamente igual aunque siempre distinta la barda se abre en maravillas.

Cada lluvia, cada viento, le tallan un perfil nuevo.
En lo alto, en lo inalcanzable, el explosivo bullicio de los “loros barranqueros” tiñe de verde el silencio.

La tarde se acurruca entre el monte y la noche se acerca. Todo es recogimiento. Solo la barda, de pie, es muda centinela del silencio

Fotos: Cofla

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22 febrero 2006

Mi PATAGONIA 5. (El atardecer)


Es la hora del rito mágico. El horizonte es el escenario y la colina mas leve es platea de privilegio. El sol va a esconderse en su renovada rutina de siglos. El celeste, hasta ahora dominante del cielo, comienza a ceder terreno. Una paleta de color inverosímil, se despliega a lo largo y ancho de nuestros ojos repetidamente asombrados.
Aquella nube blanca se tiñe los bordes de rosa; mas allá el celeste entabla desigual batalla contra los lilas, violetas y azules de presagio. El sol agrega tintes dorados a los rayos audaces que traspasan las nubes. El ocaso se destuerce en colores que viajan de una nube a otra, del cielo al esquivo reflejo dorado en el charco; Casi no es color, es emoción pura que nos envuelve, nos paraliza, nos traspasa.
Un bullicio casi subterráneo acompaña la puesta en escena. Los pájaros vuelven a sus refugios nocturnos…una breve brisa nos roba el aliento.



Paisaje austral de mi PATAGONIA…voces antiguas que nos hablan al oído, olvidados lenguajes de color y silencio. ¿Cuantas veces te vio el ojo estremecido? , ¿Cuantas almas se han parado ante ti, aguardando que la noche se cargue de peces azules?Estoy ante ti con mi humilde estatura de hombre que se empequeñece ante tu milagro. Estoy aquí con la pobreza de mi palabra; estoy aquí, soñando ser parte tuya; estoy aquí, en el lugar que quiero morir



Fotos: Cofla

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21 febrero 2006

Mi PATAGONIA 4. (La tormenta)


La tierra, ya no cree; resignada a la sed, es solo polvo; es esperanza que el viento arrastra sin compasión; los animales vagan como en un último viaje.
El silencio se hace más profundo, nada se mueve.
El horizonte es una caravana de nubes hacia una Meca lejana.
De pronto, el oído atento, descubre el vago remolino que anuda jarillas a lo lejos. Es casi un presagio. El remolino se transforma en viento; las nubes se montan unas sobre otras; grises sobre blancas, negras sobre grises; a lo lejos, el primer estallido de cielo relumbra como cientos de soles azules. Es la tormenta de la estepa, poderosa y brutal.
El cielo se abre en trazos azules que centellean como látigos; las nubes, como en un alumbramiento, paren el agua que, al estallar en un llanto primigenio azota con sus lágrimas la cansada tierra.
Colosal y fantástica, el agua arrasa la sequedad; se transforma en charco, se derrama en hilos que corren la pendiente y se ahoga en el cañadon que se encausa turbulento hacia el río. Todo es desborde. Aquí se encausa por un camino, allá se embalsa en laguna efímera, mas allá se despeña suicida por la barda. Parece el caos, el ultimo día, hasta que el viento gira en voluptuosa danza con las nubes y el trueno se transforma en lejanía.
Hacia el oeste el sol asoma portentoso, mientras la tormenta huye hacia otra sed. Un vacilante arco iris se aferra a la oscuridad del cielo.
Fueron solo quince minutos; la tierra vuelve a respirar, los pájaros sacuden sus plumas mientras la vida retoma su curso.
Mañana el suelo volverá a arder, mientras el verano, comienza su lento exilio hacia el otoño. Mañana será la esperanza renovada.


NOTA:
Las tormentas y lluvias en la estepa son de tipo convectivas. De gran potencia y caudal, se descargan en pocos minutos y luego se desvanecen

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19 febrero 2006

Mi PATAGONIA 3. (La salina)




La presente nota, nos habla de un lugar de la estepa que no se encuentra dentro de la zona de Catriel, pero reune todas las caracteristicas de misterio, inmensidad, soledad, silencio e imponencia de mi querida estepa.
La publicacion pertenece al diario Rio Negro del domingo 19 de febrero, y me parecio interesante compartirla con ustedes:
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Una cena en el manto blanco de la salina del Gualicho
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Cómo es la expedición a uno de los paisajes más increíbles. Todo termina con una fabulosa comida, en medio de anécdotas.


El bajo del Gualicho se ubica a más de 50 metros debajo del nivel del mar. Un lugar fascinante que ahora fue abierto al turismo.
El convoy militar transita hacia el norte cargado de expedicionarios. Los tres camiones de guerra, adaptados ahora a fines turísticos, recorren algo más de treinta kilómetros hacia el norte por asfalto y luego otros diecisiete por ripio hacia el oeste.

A lo lejos empieza percibirse una mancha blanca de enormes dimensiones que parece ser un lago. Saúl, el chofer del vehículo en el que viaja "Río Negro" comenta que es la famosa Salina del Gualicho. Luego será Matías, el guía de la excursión, quien a todo el grupo conformado por cerca de treinta personas le explicará la historia del lugar, su conformación geológica y sus actuales usos como fuente de materia prima para industrias, como Alcalis de la Patagonia y para la fabricación de sal de mesa.

El bajo el Gualicho se ubica a más de 50 metros bajo el nivel del mar, a unos 50 km de San Antonio. La enorme hondonada, donde ocurren diversos fenómenos naturales, producto de su posición relativa al mar y al resto de la estepa patagónica, ha sido motivo de las más extrañas y misteriosas leyendas, alimentadas por las creencias de indígenas y de cristianos que aún perduran entre la gente de campo. Un cueva donde el que entra sale sabiendo tocar la guitarra, como le ocurrió a don Bernabé Lucero, el salamanquero, según cuentan en Valcheta, es una de esas historias que nunca fueron confirmadas por la ciencia. La puerta del Diablo, una extraña formación rocosa genera otros mitos entre los lugareños.

Pero todo eso es solamente una mención accesoria en el relato de Matías. Sobrevuela las leyendas y profundiza en cuestiones económicas y de actualidad, relacionadas con el uso actual de la Salina. Pero la sensación que genera lo misterioso se percibe en el ambiente. Sobre todo cuando el sol, de manera increíble, se esconde tras el horizonte y sus últimos rayos provocan destellos sobre la sal.

La excursión ya transita sobre la salina y los tres camiones de Desert Tracks sirven de reparo para el inicio del fuego. Pollo al disco y chorizos será el menú que el resto del equipo que acompaña a Saúl y Matías empieza a elaborar con buen gusto.

Mientras tanto, los comensales recorren la salina. La noche ya es un hecho, pero el lugar no se inunda de oscuridad. La luna, algo tenue detrás de las nubes que se acercan amenazantes, refleja sobre el blanco manto de la sal y agrega algo de luminosidad a las bombitas que penden de cables conectados a las baterías de los camiones.

Cuando el grupo regresa junto a los vehículos, un restaurante parece haberse montado en medio del salar. Vinos finos, varias mesas con mantel y vajilla los aguardan. Y en breve llega el pollo excelentemente condimentado. Una cena, donde turistas de las más diversas procedencias intercambian vivencias, anécdotas y opiniones. Se conocen, establecen contactos y se prometen futuras comunicaciones.

La sobremesa se interrumpe cuando Matías convoca a la simple pero siempre relajante y sorprendente tarea de observar las estrellas. Un visor infrarrojo permite mayor visión. Las luces en los camiones se apagaron y sólo el cielo y la salina emiten pequeños resplandores.

La madrugada cae a 50 metros bajo el nivel del mar. Y es tiempo del regreso.

El cansancio invade tras la larga recorrida. Pero el gusto dulce de una excursión inolvidable acompañará los sueños de los expedicionarios por varias noches.

PEDRO CARAM

pcaram@rionegro.com.ar

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15 febrero 2006

Mi PATAGONIA 3. (Verano)

El verano de la meseta suele ser con frecuencia casi una antesala del infierno. El monte achaparrado se resigna a la sed. La tierra arde. El viento levanta la arena en torres girantes y espiraladas que acarician repentinamente el vientre de las nubes para , al instante, disolverse como una canción lejana.
El calor dibuja perros azules en el ondulante horizonte que se hunde en espejismos repentinos.
El suelo abrasado y solísimo en su angustia de agua, se resquebraja como abriéndose a la fecundación de la lluvia que no llega.

Todo parece a punto de disolverse en un vaho invisible que se eleva al cielo.

Ya no quedan flores de la primavera efímera. Los pájaros vagan como sombras entre las ramas secas y calientes. Las breves lagartijas estampan en la arena el filete esquivo de su rastro apurado.

Todo parece a punto de disolverse en un vaho invisible que se eleva al cielo.

Solo queda aguardar la noche que traiga sosiego. Solo queda esperar que ese polvo
persistente y fino que se empecina en dibujar fantasmas en los caminos, se asiente para descubrir el rumbo.
Solo queda aguardar que la lluvia se apiade de la sed.
Llovera?...Un hombre cansado enjuga el sudor de su frente; la esperanza le dice que si, y
entonces se atreve a seguir soñando. En tanto:

Todo parece a punto de disolverse en un vaho invisible que se eleva al cielo.

EL GRITO DE LA SED


DESIERTO NOCTURNO


SOLEDADES 2


RESQUEBRAJADO



HACIENDO CAMINOS

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13 febrero 2006

Mi PATAGONIA 2. (El paisaje)

El paisaje de la meseta es árido y difícil. El horizonte esta a miles de kilómetros y un poco mas allá. Los arbustos achaparrados y de un verde tierra, lo visten como para la batalla. El viajero inexperto se extravía con facilidad en este monte que camufla salidas.
Cruzar sus distancias en automóvil es signo de monotonía y de una larga jornada de cansancio.
El paisajista con seguridad enfundara su maquina fotográfica en el convencimiento de que aquí no hay nada que valga la pena.
…Pero la meseta es así, arisca, rebelde, no se entrega a la primera palabra ni a la primera caricia…; le gusta que en largas horas de silencio, su futuro amante, aprenda a descubrir sus secretos, las pequeñas joyas que salpican su desnuda y lastimada piel.
Son días y meses sin respuestas, hasta que una mañana cualquiera se nos muestra esplendida, casi entregada, y dispuesta a dejarse amar. Recién allí comenzara a susurrarnos secretos. Recién allí comenzaremos a entender el lenguaje del viento, el poema de los atardeceres, la maravilla de los rebrotes tiernos en el pedregal estéril.
La arena se transforma en dedos que castigan o en manos que acarician…es registro mudo de crudas batallas de vida y muerte.
El monte se abre en infinidad de variedades, mientras las piedras revelan sus secretos de siglos. El viento, la arena y el agua escasa, nos muestran sus esculturas hechas de tiempo. Sentimos entonces que nuestros pasos van pisando viejas historias que se condensan en esa gastada punta de flecha que se asoma a nuestro asombro.
En tanto…estamos solos? ; No, el silencio y los latidos de nuestro corazón han sido compañeros de esta primera aproximación; un silencio que nos obliga a más silencio:
“habla únicamente si lo que has de decir es mas bello que el silencio”.
Allí esta el paisaje de la meseta…esperando casi agazapado a que lo miren con los ojos del alma…así y solo así algún día nos dejara entrar.


(Fotografia: El Cofla)

Textura de arena (contraluz)


Vida y muerte


Dunas y huellas


Soledades

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Mi PATAGONIA 1

Patagonia...palabra casi mágica; palabra que trae reminiscencias de paisajes de ensueño, de riquezas, de leyendas.
Hoy comenzare a desandar un camino íntimo por MI PATAGONIA. En sucesivas publicaciones tratare de poner en “papel” todo lo que despierta en mi espíritu. No es tarea sencilla esto de poner sentimientos en palabras, pero la PATAGONIA bien vale el esfuerzo.
Geográficamente, tenemos tres zonas perfectamente reconocibles. Al oeste la cordillera, al este el litoral atlántico y en el centro la imponente meseta.
Para el turismo y para el común de la gente, mencionar a la patagonia es sinónimo de paisajes paradisíacos (lagos, glaciares, bosques y montañas en una sucesión fantástica) o el avistaje de ballenas en Puerto Madryn; el resto es la soledad, o los kilómetros obligatorios a recorrer por sus rutas interminables, algo así como “el precio a pagar por acceder a la belleza”.
De las soledades y los desiertos versara este viaje de palabras pronto a comenzar. Quedan ustedes invitados, espero ser un buen guía.
Mientras nos aprestamos a viajar trataremos de no olvidar en nuestro equipaje las palabras de Charles Darwin:


“Evocando imágenes del pasado, veo que las llanuras de la Patagonia pasan frecuentemente ante mis ojos; sin embargo, todos dicen que son las más pobres e inútiles. Se caracterizan sólo por sus posesiones negativas, sin viviendas, sin agua, sin árboles, sin montañas; no tienen más que algunas plantas enanas. ¿Por qué entonces- y el caso no me ha sucedido sólo a mí- estos áridos desiertos se han posesionado de tal modo de mi mente? ¿Por qué no producen igual impresión las pampas, que son más fértiles, más verdes y más útiles al hombre? Apenas puedo analizar estos sentimientos, pero ello ha de ser debido en parte a la libertad dada a la imaginación. Las llanuras de la Patagonia son ilimitadas, apenas accesibles y, por lo tanto, desconocidas; dan la sensación de haber sido así por muchos siglos y no se vislumbra un límite a su duración en el futuro. Si, como suponían los antiguos, la tierra chata estaba rodeada por una extensión de agua infranqueable, o por desiertos calientes hasta ser intolerables, ¿quién no miraría con emoción profunda, aunque indefinida, hacia estos confines del saber humano?”

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12 febrero 2006

La mañana rara

Mañana rara la de este sábado. Me acosté a las 2:30 y a las 7 ya estaba en pié.Me despertaron las urgencias fisiológicas de mi gata, que clamaba a gritos por un pedacito de tierra para su intimidad.Medio dormido me levante a abrir la puerta y asombrado me encontré con que allí afuera estaba la mañana.Fue extraño, pues no era la mañana de todos los días. Era otra mañana.Preparé el mate y salí afuera. Me encanto sentir el aire frío de la mañana en mi torso desnudo.Armado con mi mate y mi pava salí al encuentro de la magia. Mientras miraba la calle, pude observar los pájaros que cada mañana escucho cantar y que nunca veo. Revoloteando, limpiaban cuidadosamente la pared de pequeños insectos.En la vereda de enfrente el jardín del vecino, semejaba un parque fantástico que invitaba a descubrir dragones y doncellas.Todo era silencio, excepto los pájaros.Me detuve un momento casi sin respirar. Podía sentir el aire frío que me envolvía, y me gusto imaginar detrás mío , en la casa, voces dormidas envueltas en sábanas calientes. Voces que luego fuesen capaces de romper la magia.Vale aclarar aqui que la magia siempre debe romperse, ( si la magia fuese eterna solo sería rutina).Me largué a caminar, y mi gata participó asombrada de mi expedición. Se revolcaba aquí y allá , siempre mirándome entre atenta y segura (ahora podía revolcarse en cualquier lado sin temor a los perros).El sol comenzó a pintar todo de dorado intenso y el aire pareció ponerse mas frío.El vecino mas madrugador de la cuadra observo con asombro mi paseo matinal pava en mano y el perro que todas las mañanas sale a ladrar mi camioneta también me miraba. Me entraron ganas de reírme, y en verdad me reí.Regrese a casa y puse música. La música de Hayden pareció ayudar al sol a extender su gama tonal y en el fondo de casa el viejo árbol de pimiento desplegó sus canelas, verdes oscuros y verdes jóvenes.El primer camión cruzó por la calle como recolectando sueños, casi al instante pasó otro como repartiendo realidades.El sábado tomaba su pintura normal, y yo me senté aquí a escribir este par de sonceras.

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Presentandome

Como comenzar?... de que carajo escribir?...que estoy haciendo acá?No entiendo bien el sentido de esto. Trascendencia?...no... ; satisfacer el ego?...tampoco.En realidad estoy confundido. Son casi las 2 de la mañana del sábado y estoy intentando infructuosamente escribir algo más o menos interesante, pero el famoso pánico de la hoja en blanco me lo impide.Acabo de descubrir (pleno de terror) que esta cosa NO TIENE CORRECTOR!!!!...que van a decir mis amistades cuando me lean!!!!!...tratare de no escribir vaca con B ni burro con V...pero tengo mis serias dudas de poder lograrlo.Creo que lo mejor es presentarme:Soy de Catriel, Río Negro, PATAGONIA Argentina (las mayúsculas significan orgullo); amo todo lo amable de mi tierra (que es mucho)...amo la estepa, el desierto, el viento y el silencio; sus atardeceres y sus otoños, sus horizontes lejanos y sus queribles primaveras (a su tiempo hablare de cada uno).Amo a la gente patagónica...silenciosa, taciturna....Estoy agradecido de haber arribado a estas tierras hace ya más de 30 años y que me haya enseñado tanto como me enseño.Por supuesto amo a mis hijos y a mis nietos.No soy tan viejo, aunque tampoco tan joven. A mis 53 años, llevo a cuestas 32 de trabajo en el campo, sacando petróleo.Amo la música, los libros y el chocolate (tanto como a la ginebra doble que bebo cada noche mientras leo)La fotografía, el arte digital, el lapidado de piedras preciosas, la arqueología, los libros antiguos y transmitirle todo eso a mis nietos, son mis principales ocupaciones. Algunas tardes, se me escapa algún poema que inexorablemente es doblado prolijamente para luego ser arrojado en cualquier calle.Soy defensor del medio ambiente (aunque no enfermizo), y he logrado algunas cosas buenas.Soy de andar solo y de llevar la contra. Mi frase predilecta es: "Cuando los locos seamos mas, los locos serán ellos"...y así ando por la vida tratando de sumar locos...para que? no se, tal vez para encontrar un poco de cordura.Termino de releer lo que escribí, y lo veo decepcionante...esperemos levantar la puntería (en especial por aquellos que me lo habían pedido).Será hasta la próxima (si es que hay)

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